Este partido se perfilaba en el calendario para el Sevilla como una gran oportunidad para reafirmar las buenas sensaciones de los últimos choques, logrando un triunfo en un campo difícil y ante un rival directo. Nada más lejos de la realidad, porque el equipo de Unai Emery fue incapaz de aprovechar una ocasión formidable para engancharse arriba, en parte porque fue inferior a un Villarreal más ambicioso y sólido, en parte porque cuando despertó y quiso hacer daño fue demasiado tarde y se encontró con un sensacional Aréola, todo ello aliñado con la actuación arbitral de un colegiado que no señaló varios penaltis claros sobre jugadores nervionenses.
El inicio del partido marcó lo que acabaría siendo el choque en su conjunto. El Villarreal salió enchufadísimo y al Sevilla le costaba salir de su campo. Muy pronto Sergio Rico salva ante Trigueros la primera de las muchas ocasiones amarillas. El Sevilla, tras cinco minutos de asedio local, tomó aire por fin, buscando siempre el costado derecho. Por momentos el equipo pareció imponerse en el terreno de juego y con los desmarques de Gameiro causaba mucho peligro. Una vez más el hombre de negro no benefició a domicilio a los hispalenses, porque el punta francés, con empate a cero, fue derribado claramente dentro del área por un codazo de Víctor Ruiz que quedó sin sanción por parte de Campos Salinas y su linier. En ese contexto de choque aparentemente igualado, ya con las fuerzas equilibradas, el Villarreal se encontró con el primer gol, después de que Mario Gaspar aprovechara dentro del área un regalo de los nervionenses después del bote de un saque de esquina.