Llovió durante la primera mitad en el Camp Nou, pero el agua, en realidad, sólo le cayó al Sevilla. Un auténtico chaparrón para ser más preciso. El Sevilla, que saltó al césped sin delanteros y con Vitolo y Correa como hombres más adelantados, fue aniquilado en una primera mitad en la que el FC Barcelona le pasó por encima, ofreciendo muy poca capacidad de respuesta los nervionenses. En la segunda parte el ímpetu local se rabajó y el Sevilla incluso mereció adecentar el marcador con el llamado gol del honor que Pablo Sarabia, salido desde el banquillo, buscó con ahínco pero sin fortuna. Lo peor, no obstante, fue la expulsión de Vitolo por doble amarilla, sensible baja para la auténtica final que se presenta el sábado.
En las cuentas del Sevilla FC entraba, como es lógico, una posible derrota en el Camp Nou, sobre todo teniendo en cuenta que el equipo de Jorge Sampaoli no atraviesa su mejor momento. Había, sin embargo, cierta esperanza en que el equipo justamente en un escenario de altura se rehiciese y volviese a la versión que durante muchos meses del campeonato le hizo ser candidato a casi todo. Todo se quedó en eso, en esperanza e ilusión, porque la realidad es que el FC Barcelona desde el comienzo encerró a los hispalenses y lo vapuleó salvajemente hasta que Luis Suárez en el minuto 25 abrió la primera herida para desatar una carnicería de ahí al descanso.
El Sevilla no pudo con la intensa presión del Barça, que una vez hizo el primer gol arrasó por completo hasta el descanso