Tarde redonda para el Sevilla FC, que se pudo sacudir de una vez las malas vibraciones que arrastraba de la racha de 2019 para mantener con autoridad la posición europea en la tabla. Tras una primera parte en la que ya mereció irse por delante, el equipo salió a revientacalderas tras el intermedio y anotó tres goles en apenas 15 minutos que lo dejaron todo sentenciado. En comunión con una afición que valoró el esfuerzo de los suyos en todo momento, el equipo brilló a base de intensidad y pegada para doblegar a uno de los mejores visitantes de LaLiga. Con Europa en el horizonte, el Sevilla demuestra que sigue muy vivo en la competición.
Salió intenso el Sevilla, con la necesidad de demostrar que todo estaba en orden para volver a la senda de las victorias. Sin embargo, el inicio fue algo impreciso y al equipo le costaba generar fútbol con la necesaria fluidez. Eso lo detectó rápido la Real Sociedad, que quiso darle templanza al juego para salir a la contra cuando los espacios así se lo permitían. A los cinco minutos tuvo la primera Jesús Navas, pero su disparo sin demasiado ángulo lo atrapó bien situado Rulli. Pasado ya el cuarto de hora sí que iba a acariciar el gol el equipo sevillista, pero tras un despeje de Rulli, el rechace iba a parar a Ben Yedder, que le pegó mordida. Lo suficiente para que el meta argentino fuese capaz de rozarla y enviar a córner.
Aunque Sarabia abrió la lata, la Real Sociedad sólo tardó tres minutos en devolver la igualdad al marcador
Lo más difícil estaba hecho, pero son momentos difíciles para el Sevilla y en la primera que tuvo el equipo vasco, empate. Habían pasado sólo tres minutos desde el gol de Sarabia y Oyarzabal recibió demasiado solo en el área para cruzársela perfecta a Juan Soriano, que nada pudo hacer para evitar la inmediata igualada. Mazazo para un equipo muy necesitado de confianza y que se veía obligado a remar otra vez para ponerse por delante. De hecho le costó a los de Machín volver a levantarse, aunque la parte final del primer acto fue un auténtico asedio sevillista. Munir, Promes y Ben Yedder generaban muchos problemas arriba, pero la más clara fue para Sergi Gómez, que en un rechace obligó a Rulli a realizar un paradón. Se llegaba al descanso con una igualdad artificial, pero que una vez más demostraba que el estado anímico de un equipo convierte los méritos contraidos en una simple anécdota.