Otro clásico de la Liga, el FC Barcelona-Sevilla FC, primero de este año, reverdece cada curso en lo que es una de las visitas más complicadas de los nervionenses en el campeonato doméstico. Ardua tarea la de sorprender a los azulgranas en su estadio, donde esta campaña, pese a las dudas en su juego, suman cinco victorias de cinco encuentros ligueros, con 18 goles a favor y uno sólo marcado por el Eibar que, sin embargo, se llevó seis goles en contra. Los de Valverde de las diez citas disputadas han sumado nueve triunfos y un empate ante los de Simeone en terreno atlético.
Racha incontestable hasta ahora de los culés, pero susceptible de que se corte alguna vez, como les está sucediendo a otros grandes este curso. En este sentido, los sevillistas, además de lo imprevisible que a veces es el fútbol, tienen entre sus bazas la obligación de no eludir uno sus retos más ilusionantes, pelear siempre la victoria, competir con carácter y orgullo, en aras de defender el escudo con el máximo esfuerzo. Y una vez disputado el choque salir con la cabeza alta y la conciencia tranquila de haberlo dado todo en el terreno de juego.
Cita para calibrar la firmeza como bloque ante un equipo con dudas que lo basa todo en la aportación de Messi
La de este sábado en el Camp Nou será la primera salida del Sevilla de Berizzo con sus nuevas maneras, una vez corregidas las pautas de las tres visitas fallidas y la respuesta dada por los jugadores en Copa, Liga y Champions con actuaciones del Sevilla más reconocible del curso. La cita pues llega en el momento de calibrar la firmeza y la solidez del nuevo tiempo sevillista ante un equipo que gana -eso es un hecho- pero no con la contundencia acostumbrada y mostrando dudas en su juego y de cara a la portería rival.