Cayó el Sevilla en el Camp Nou en un partido con dos partes bien diferenciadas. Una mucho más espesa del equipo ante un Barcelona que salió fuerte y se adelantó. Otra en la que el arranque y la recompensa fueron sevillistas, pero el tanto de Pizarro no sirvió para igualar durante demasiados minutos. El equipo se mantuvo vivo hasta el final, pero su buena reacción no le dio para sacar botín del campo del líder.
Hablaba Eduardo Berizzo de no permitirle al Barcelona estar cómodo sobre el césped, pero lo cierto es que a los siete minutos los azulgranas ya habían dispuesto de hasta tres ocasiones para ponerse por delante. Un despeje bajo palos de Lenglet a tiro de Busquets, un intento de vaselina de Suárez ante Soria y un disparo lejano de Rakitic que no encontró portería, fueron la carta de presentación de los de Valverde. El Sevilla intentaba robar para salir al contragolpe, pero cuando lo hacía, Muriel tenía demasiados metros por delante para pelear en solitario. Además Banega, clave en cualquier intento sevillista por salir con el balón jugado, aparecía casi siempre demasiado rodeado de rivales.
El Barcelona salió fuerte y tuvo tres ocasiones claras en los primeros minutos
Aún así, el colombiano tuvo una clara al cuarto de hora tras robar a Umtiti y plantarse ante Ter Stegen, pero su disparo se marchó demasiado lejos del objetivo. El Barcelona dominaba sin prisas y acabó encontrando el premio en la siguiente oportunidad clara, mediado ya el primer tiempo. Balón largo de Suárez desde la medular para Alcácer, Escudero gana la posición pero su mal control habilita al valenciano, que bate por bajo a Soria ante la salida del meta. Doloroso error que ponía las cosas aún más difíciles. A partir de ahí los locales se limitaron a llegar al descanso por delante sin arriesgar, mientras el Sevilla, apoyado en los robos de Pizarro en la zona de creación azulgrana, intentaba merodear sin éxito la meta rival.