Todas las ediciones del Gran Derbi tienen su importante cuota de importancia. La clasificación, el contexto, el estado en el que llegan los equipos... El de anoche era un duelo entre dos equipos de la zona alta, ambos además dolidos por la semana europea y en un ambiente de vuelta a la normalidad después de tres choques sin público entre ambos. Además, era un partido que podía desnivelar la balanza a la hora de saber cuál de los dos es el que manda... en Heliópolis. Y es que aunque el balance de derbis global y el de Nervión está más que decantado hacia el Sevilla FC, no ocurre lo mismo con los de localía verdiblanca.
135 derbis oficiales se han disputado con el de anoche, con un balance global de 64 victorias sevillistas, 32 empates y 39 triunfos béticos. En cuanto a goles tampoco hay color, con un 208-157 en favor del equipo decano de la ciudad. En Nervión las cosas están todavía más claras, con 40 victorias sevillistas, 16 verdiblancas y 11 empates. Lo realmente llamativo es que, desde anoche, el Sevilla FC también domina el global de derbis disputados como visitante, gracias a la 24ª victoria oficial cosechada en Heliópolis. El Betis deja su marca en 23 victorias, mientras que el balance queda completado con 21 empates. Es decir, el equipo sevillista alcanza ya un 35,3% de derbis ganados como visitante y un espectacular 66,2% de invencibilidad.
Una racha fraguada lógicamente con el tiempo pero que se ha cimentado sobre todo en el espectacular dominio sevillista de las últimas décadas. Sin ir más lejos, desde 1997, los 46 derbis disputados tienen un reparto de 23 victorias sevillistas, 16 empates y apenas siete triunfos verdiblancos. Si se circunscribe este pasado reciente a los partidos con el Betis como local, la estadística es aún más demoledora. Desde 1986 -englobando los últimos 31 derbis de visitante-, el Sevilla FC solo ha sido derrotado en cuatro ocasiones en casa de su eterno rival. Por el contrario, ganó con la de anoche en 14 ocasiones y cosechó 13 empates. Números que reflejan a la perfección lo que es a día de hoy el Gran Derbi, un partido lleno de pasión, de colorido y de evidente dominio sevillista, sea en el escenario que sea.