Quién lo hubiera dicho hace tan sólo semanas. El Sevilla FC está a 95 minutos de otra gran final copera, en este caso la novena de la historia y la cuarta en el presente siglo en el torneo del KO. Su pedigrí en esta atractiva competición es un hecho -con cinco entorchados- y debe ser además un acicate añadido para el Sevilla de Montella. La vuelta de la semifinal de la Copa del Rey Sevilla FC-CD Leganés de este miércoles reúne todos los condicionantes para que acabe siendo festivo. Basta que el equipo sevillista esté a la altura del sevillismo, que de nuevo ofrece su casa y su calor para llevar en volandas a los once futbolistas que tengan la suerte de enfundarse la camiseta blanquirroja. La explosiva mezcla de Nervión y el ADN sevillista son las dos razones de más peso para agarrar el billete que da el pase de pleno derecho a la fiesta del fútbol español.
Olvidar el 1-1 y esgrimir razones de obligado cumplimiento como ser superiores y más intensos que el rival. Ser el Sevilla de las grandes citas
Hay otras razones deportivas, con independencia del rival, para saltar al césped en busca de la victoria, aunque el 0-0 bastaría para clasificarse, tras el 1-1 de la ida, con un gran gol de Muriel. Y estas razones pasan por ver a un Sevilla superior, intenso, seguro atrás y goleador, como ya ha demostrado en la actual edición copera. Superioridad que tiene que ser demostrada sobre el terreno de juego. Y ese convencimiento transmitírselo al rival sin ningún género de dudas. El respeto a los hombres de Garitano no impide afrontar el pleito con determinación, sacando el poso competitivo de un ADN que aflora en las noches mágicas nervionenses.