El fútbol no para y, todavía frescas en la retina del aficionado las imágenes del cierre de la fase de grupos de la Liga de Campeones, un lujo para los nervionenses, se nos echa encima con menos de 72 horas de descanso -concretamente 66- una cita de altura, un nuevo Real Madrid-Sevilla FC. Con el aliciente añadido de que ambos equipos suman en la tabla 28 puntos, cuarta y quinta plazas, respectivamente. El reto no puede ser otro que volver a intentar la empresa de puntuar en el estadio Bernabéu, al margen de los aciagos resultados en las últimas visitas al coliseo blanco. El fútbol siempre ofrece otra oportunidad y lo importante es mostrar la mejor actitud, valentía y concentración para salir con la cabeza alta y el escudo intacto.
La historia, en ocasiones, añade ilusionantes guiños a los sevillistas. Justo hace ahora nueve años, el 7 de diciembre de 2008, el Sevilla de Manolo Jiménez plantó sus reales en la capital de España y dio un golpe en la mesa de la Liga. Firmó un rotundo 3-4 ante aquel Real Madrid de Schuster. Abrió el tanteo Adriano, con asistencia de Jesús Navas (otro guiño), empató Raúl; Romaric y Kanouté pusieron el 1-3 en el marcador; dos argentinos, Higuaín y Gago, lograron el empate y, a cinco minutos del final, el gigante de Malí sirvió a Renato el balón, en un centro de seda, que cabeceó a la red el 3-4 definitivo. Fue el gozo de diciembre que aún permanece nítido en la memoria del sevillismo.
Los duelos entre Madrid y Sevilla no tiene término medio: en las últimas 24 citas ligueras no hubo empates; 15 victorias blancas y 9 blanquirojas
El reto de los de Berizzo-Marcucci es difícil y complicado. Por las anunciadas bajas locales, sobre todo en la zaga, se puede colegir que será más asequible para el Sevilla, pero la plantilla de Zidane es profunda y será un rival igual de peligroso, con los Ronaldo, Benzema o el propio Isco (único jugador que ha disputado los 14 encuentros de LaLiga), máximo goleador local con 4 goles y 3 asistencias, junto a Marcos Asencio, también con 4 dianas.