Esta semana la Liga vuelve a ser lo importante. Siempre lo debe ser; pero en este caso lo es más porque es una de las últimas cinco citas -tres de ellas a domicilio- para agarrarse a las buenas sensaciones que aportan confianza y pelear la mejor plaza europea por prestigio y economía. Dejando a un lado los ilusionantes retos pendientes, se antoja ineludible buscar de nuevo con toda la convicción la victoria fuera de casa. Aún no lograda. Quedan pocas opciones en el torneo de la regularidad pero hay que seguir intentándolo. La competición da una nueva oportunidad para borrar el dato negativo de no ganar a domilicio. La Liga siempre suma, nunca resta. Y es la que revaloriza no sólo a un once sino a un plantel amplio y competitivo. Juegue quien juegue y con independencia de que los asturianos se jueguen la vida y el Molinón no sea terreno propicio, la victoria siempre debe ser el leit motiv de un Sevilla que tiene la exigencia como norte.
Cinco partidos de Liga (tres fuera) para mostrar rebeldía, romper la mala racha y obtener el mejor puesto
Los de Emery, aunque sea un once con piezas menos habituales, han que afrontar el partido de este miércoles en el Molinón con la ambición y la humildad de los grandes, a partes iguales, y con la certeza de que la Liga siempre tiene metas plausibles. Hay que apretar a los de arriba sin conformarse y aspirar al mejor puesto posible. Si los de Abelardo aprietan los dientes en busca de los puntos, los nervionenses deben sacar toda la intensidad requerida y centrarse en el momento presente. Todas las piezas aportan. Recuperar la dinámica ganadora y la confianza son además las bases de futuros compromisos. El Sevilla no gana en Liga desde el 13 de marzo ante el Villarreal, hace cinco semanas largas. Hay que mostrar toda la rebeldía ante esta inesperada racha.