Segunda jornada consecutiva sin lograr el triunfo de un Sevilla que no mereció mayor premio en uno de sus peores partidos en lo que va de temporada, posiblemente el peor en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla, con muchas rotaciones en el once, no dio la talla a la hora de imponer la teórica superioridad que se le presupone ante un rival a priori inferior. Al conjunto nervionense, espeso en todos los sentidos, sólo le dio para empatar gracias a una acción individual de Stevan Jovetic. En la reanudación el equipo amagó con arrancar, pero aunque con más presencia que en el primer tiempo acabó cayendo en un juego demasiado previsible y fue incapaz de apretar como otras veces en el tramo final.
Con un once repleto de cambios, incluso con la presencia de Walter Montoya, el Sevilla saltó al campo en uno de esos partidos calificados como trampa, con un rival que se juega la vida y el partido de la temporada a sólo tres días vista. El Sevilla mordió el anzuelo casi de principio a fin, protagonizando un choque falto del ritmo necesario para marcar la diferencia. Muy pronto, además, se puso por delante el Leganés, aprovechándose de una mala salida atrás de los locales. No despertaron los nervionenses con el gol e incluso el Leganés pudo hacer el segundo.
En la primera parte el equipo, partido en dos, fue claramente superado por el Leganés, aunque una genialidad de Jovetic puso las tablas al descanso
El Sevilla estaba roto, con una distancia insalvable entre la defensa y el centro del campo, casi imperceptible en el primer periodo. El balón nunca salía jugado y en los envíos largos casi nunca se imponían los locales. Era difícil esperar algo bueno antes del descanso, pero un arranque de genialidad de Stevan Jovetic supuso la igualada, tras ser asistido por Franco Vázquez.